Uno de los últimos libros de los que he podido disfrutar y además mucho ha sido la autobiografia de Stefan Zweig, escritor austriaco nacido en Viena en 1881. En su obra nos narra los avatares de su vida marcada, como no, por las dos guerras mundiales.
Lo que viene a continuación es una pequeña sintesis de un trabajo mayor realizado tras la lectura del libro. Espero que os despierte la curiosidad y leais a este magnifico autor injustamente olvidado entre los grandes del s. XX. A mí personalmente me conmovió la lectura de su autobiografía tanto por su prosa como por su historia y me ha dado pie a continuar descubriendo su obra. Aqui van algunas ideas de su libro El mundo de ayer. Memorias de un europeo. Si algún blogger está interesado en que le remita el estudio completo muy gustosamente lo haré.
" Tras la lectura atenta de la autobiografía de Stefan Zweig que lleva por título El mundo de ayer. Memorias de un europeo, son muchas las cuestiones y temas que se me plantean, pero sin duda alguna no pueden sino esperar a ser tratados posteriormente a hacer una reflexión sobre la biografía aséptica, sin adornos, de este austriaco, pero ante todo europeo. Ya que el libro en si es una autobiografía, trataré de explicar aquellos aspectos que no son tratados en el libro; así pues Stefan Zweig nace en Viena en 1881, fue poeta, traductor, editor, pacifista, humanista y europeo. Emigró a Suiza durante la primera guerra mundial, de 1917 a 1918, y fue uno de los autores más traducidos antes de la Segunda Guerra Mundial. En 1934 emigra a Londres, en 1941 se exilia a Brasil donde, junto a su mujer, se suicida el 23 de febrero de 1942. Dato importante este último, pues a mí me ha sorprendido ya que evidentemente nada cita en su libro al respecto y ha sido posteriormente cuando buscando información de él e intentando completar los retazos de su azorada vida, he sabido que no sólo él se suicidó sino que lo hizo junto con su segunda mujer Lotte.Debo decir antes de iniciar este estudio que Zweig era un perfecto desconocido para mí antes de la lectura de su obra y que al finalizarla como ya he expuesto antes he sentido la curiosidad por saber mas de este autor que injustamente está olvidado de los grandes autores del s. XX. Tan sólo echando un vistazo por la nómina de personajes ilustres, de genios de la música o de la literatura, pasando por los grandes filósofos y pintores de su época se da uno cuenta de lo importante que debió ser este autor en el contexto de su época. Podemos pensar que Zweig tuvo la suerte de conocer a artistas de la talla de Hoffmanstahl, Rilke o Richard Strauss. Pero también podemos pensar, de forma más justa, que él fue uno de ellos.
(...) Pasando ya al análisis propiamente del libro debemos señalar que El mundo de ayer es un libro autobiográfico pero no es simplemente una autobiografía, es un legado irremplazable, es la visión fina y delicada de una época mortal y brutal. Fue el testamento de Stefan Zweig, pero es también una descripción excelente de la vieja Europa anterior a la primera guerra mundial y de los estériles intentos en el tiempo de entreguerras por oponer al nacionalismo la idea de una Europa unida, consciente de su rica diversidad cultural.
(...) En la primera parte del libro Zweig nos describe de manera magistral los últimos años del s.XIX en la Viena del imperio austro-húngaro. Una Viena donde el gusto por la cultura, por lo refinado junto con el aburguesamiento propio del que era participe Zweig, nos desvela una sociedad donde cada uno tenia su papel, donde todo estaba perfectamente encajado y pocas eran las cosas que se dejaban al azar; era ante todo un mundo seguro, donde todos sabian lo que iban a perder o ganar, donde al fin y al cabo los unicos riesgos que se corrian estaban perfectamente estudiados. No podemos obviar y este es un dato importante ya que tiñe toda la obra que Zweig era ante todo un burgués, procedente de una familia acomodada y por ende, su visión del mundo era esta precisamente. No encontraremos aquí los problemas de la clase trabajadora o de la lucha del proletariado para reducir su jornada laboral o cuestiones de este tipo. Por todo ello, la vida de Stefan Zweig hasta antes del desenlace de la Gran Guerra es del todo idílica puesto que él al fin y al cabo es un burgués que tiene acceso a los estudios superiores y además su buena posición le permite viajar por todo el mundo lo que le ayudará a desarrollar su carácter cosmopolita. Debido a todo lo expuesto, la infancia y juventud de Zweig está muy marcada por el espíritu que reinaba en aquella época en la ciudad: los muchachos eran unos apasionados por la cultura, casi unos depredadores de la cultura: se morían por conseguir autógrafos, por rozar a las actrices del Burgtheater, por escribir grandes obras literarias, por ser los directores de orquesta de la ópera de Viena y por cambiar el mundo haciéndose un lugar en él, sólo entendiendo esto seremos capaces de comprender el carácter de Zweig y su actitud a lo lardo de los acontecimientos que tendrán lugar en su vida.
(...) En la época del gymnasium, posterior a la escuela primaria se convierte para Zweig en un mero trámite antes de pasar a la universidad, no hay que ver sino el poco aprecio que sentía por ella “... toda mi época escolar no fue sino un aburrimiento constante y agotador que aumentaba de año en año debido a mi impaciencia por librarme de aquel fastidio rutinario. No recuerdo haberme sentido alegre y feliz en ningún momento de mis años escolares (...) que nos amargaron a conciencia la época más libre y hermosa de la vida... ” (Pág. 51). Y es que para el joven Stefan, lo que verdaderamente le llenaba, era asistir a las obras de teatro, a las operas, leer todo aquello que cayera en sus manos, especialmente si se trataba de las nuevas tendencias que incluso sus propios profesores ni sabían de su existencia. Y es que la mayoría de esos niños querían ser actores, escritores, dramaturgos, gente del mundo del arte y la literatura. Así quien más o quien menos ya escribía sus propias composiciones o recitaba algún verso de sus admirados poetas.
(...) Siguiendo el hilo cronológico de su vida, llegamos a los años de universidad. La universidad en aquellos tiempos aun conservaba una aureola romántica, incluso los estudiantes tenían ciertas prerrogativas. Pero no era esto lo que a Zweig le interesaba de la misma sino que dejando clara constancia escribe “... la universidad acabó dándome lo único que quería de ella: unos cuantos años de total libertad para vivir a mi antojo y consagrarme al arte...” (pag. 133). Durante esta etapa ya empieza a presentar alguno de sus poemas a ciertas editoriales como la Neue Freie Presse todo un referente en la Viena de la época y así con su publicación pudo granjearse la confianza de sus padres, lo que le permitió que le dejarán ir a Berlín para continuar allí sus estudios. Una vez finalizados, lo que de verdad le apetecía a Zweig era viajar y mucho; así se traslada a Paris y como activista cultural, siempre se esforzó por ponerse en contacto con escritores que eran para él un modelo a seguir y de muchos de esos contactos, surgirán después importantes amistades, tan solo de ver algunos nombres que él cita se puede tener idea de la importancia de los circulos en los que Zweig se movía. Este carácter cosmopolita, de ciudadano del mundo, le permitió aprender muchas lenguas, lo que le sirvió para su faceta de traductor una de las más importantes en su actividad literaria. Zweig tradujo por primera vez al alemán obras de escritores absolutamente desconocidos en Austria o Alemania, como Emile Verharen y Romain Rolland entre otros.
(...) Y es que parece que Zweig tuviera el curioso don de estar en momentos puntuales de la historia mundial y como muestra unos cuantos retales. Por ejemplo, fue uno de los últimos hombres que vio los dos océanos del canal de Panamá aun separados, fue testigo en la estación de Feldkirch de cómo el último emperador de Austria, Carlos, abandonaba su imperio después de 700 años de dinastía de los Habsburgos, o incluso mandó una carta a Mussolini para que intercediera por un detenido que consideraba inocente y lo mejor de todo es que este hombre fue absuelto por el propio Mussolini, este es un claro ejemplo del peso que Stefan Zweig llegó a tener en aquella sociedad gracias a sus obras. Otros momentos históricos dignos de mención son las primeras acciones fascistas en Italia, las primeras camisas pardas, los aplausos socialdemócratas a los nazis en el Reichstag, el parlamento británico celebrando el inútil papel que trajo Chamberlain y muchas escenas más de la historia de Europa, vistas por alguien para quien esa palabra designa más una manera de ver el mundo que unos límites geográficos. Avanzando en la narración hasta la I Guerra Mundial podemos ver con las elocuentes descripciones que nos ofrece el autor, las causas por las que se llegó a la gran guerra igual o mejor que en un libro de historia. Así nos describe las cada vez mayores ansias de expansión colonial de los diferentes países, “... Francia rebosaba riqueza, pero aun quería más: queria otra colonia (...) falto poco para que estallase una guerra a causa de Marruecos. Italia quería la Cirenaica, Austria se anexionó Bosnia. Serbios y búlgaros, a su vez, atacaron Turquía, y Alemania, excluida por el momento, extendía ya las garras para asestar su furioso golpe, (...) surgió un afán de expansión que se propagó como una infección vírica”(págs. 253-254). Junto con los intereses coloniales y las ansias de expansión, otras causas que nos apunta el autor, es el sentido de superioridad de cada estado frente al otro, “... de repente todos los estados se sentían fuertes, olvidando que los demás se sentían de igual manera” (pag. 254). Otra causa y de las más importantes, la compleja red de tratados que el juego diplomático que tanto detestaba Zweig se encargó de tejer “... y así los diplomáticos empezaron el juego del bluf reciproco” (pag. 254). Aunque también había un sentimiento esperanzador de que la guerra podía pararse en caso de producirse, como era la existencia del Partido Socialista que confiaba en que los trabajadores (Internacional Socialista) dirían no a la guerra o los grupos católicos bajo la dirección del Papa y como no los intelectuales, los escritores aunque la mayoría de ellos sentía “pasividad e indiferencia” (pag. 255) y lo que pasó realmente después es que a excepción de una exigua minoría, los escritores pusieron su pluma al servicio de su país para apoyar con sus escritos y continuar encendiendo la llama del odio hacia el contrario
(...) . La guerra del 14, en cambio, no sabía de realidades, servía todavía a una ilusión, al sueño de un mundo mejor, justo y en paz. Por eso las victimas de entonces iban alegres y embriagadas al matadero, coronadas de flores y con hojas de encina en los yelmos, y las calles retronaban y resplandecían como si se tratara de una fiesta” (pag. 291).También era diferente el valor dado a la palabra entre una guerra y la otra. Mientras que en la primera tenía autoridad y la gente la creía en la segunda ni la más mínima manifestación de un escritor tenía efecto. Como prueba de ello la poesía de Lissauer “Canto de Odio” de la I Guerra Mundial que supuso una autentica adhesión a ella incluso se enseñaba en los colegios hasta acabar su autor, al finalizar la guerra, condenado al mayor ostracismo.
(...) Una vez finalizada la guerra vuelve a Austria, un país desolado y destruido que se había convertido en una sombra de lo que fue, donde el caos se fue apoderando de sus ciudades, lo que antaño era esplendor se había convertido en degradación, la escasez de comida y materias primas, etc. Pero frente a todo ello estaban las ganas de vivir de la gente, eran conscientes de las calamidades que habían sufrido y querían aprovechar los años perdidos.
(...) Poco a poco nos va relatando el incipiente ascenso de Hitler al poder, desde el principio, cuando aun era considerado un agitador más hasta que invade Polonia, desde sus primero discursos hasta sus medidas contra los judíos que hicieron que Zweig tuviera que abandonar su patria. Como empezaban a surgir grupos de jóvenes perfectamente preparados y entrenados que organizaban reuniones y desfiles con carácter “paramilitar”. Todo ello era un método aprendido del fascismo italiano que a su vez como también relata el propio Zweig pudo observar en España, concretamente en Vigo durante la Guerra Civil.
(...) La gota que colmó el vaso fue ya en 1934 cuando la policía registra su casa en Salzburgo. El escritor siente tal indignación ante la injusticia y arbitrariedad del gobierno y el ataque injustificado a su intimidad que decide abandonar Austria con la mayor brevedad posible. Su lugar de residencia será a partir de ese momento Londres.
No parecía que hubiera remedio para evitar la 2º Guerra Mundial, ni el famoso documento Peace for our time, ni los intentos de Chamberlain, frenaban las ansias expansionistas de Hitler. Y aunque hubo días de esperanza, en cuanto se supo la verdad de lo acontecido en las negociaciones de Munich lo único certero es que tarde o temprano la guerra se iba a producir. El libro relata de forma soberbia como la brutalidad, la crueldad, el recorte de toda libertad se toleraba en toda Europa, tanto por unos como por otros, y cómo y porqué se acaba imponiendo lo más salvaje, sádico y cruel de la naturaleza humana en definitiva como y porque comienza la 2º Guerra Mundial.
El exilio voluntario de Zweig terminó en 1938 con la ocupación alemana de Austria. Su pasaporte quedó invalidado y se vio obligado a solicitar un documento británico para personas sin Estado. De este modo se convertía en un solicitante de asilo en un país que respetaba pero que no había llegado a sentir como propio. Con la entrada de Inglaterra en la guerra la libertad personal del escritor se reduce drásticamente y se ve convertido en extranjero a duras penas aceptado por la sociedad británica.
(...) En las ultimas páginas del libro Zweig nos habla sobre el gran apoyo que tuvo gracias a las conversaciones con Freud hasta que este murió y como incluso en una de esas visitas le acompaño el pintor español Dalí. También aparece una fuerte crítica hacia los políticos, fruto de la desesperación en la que se veía inmerso, valgan como ello algunas palabras “... y sin embargo, disponían de mi vida y la de todos los europeos (...) decidían la guerra o la paz para millones de seres ” (pag. 538).
(...) Hasta aquí todos somos conscientes de la tragedia que le tocó vivir a Zweig y sus contemporáneos pero no hemos de olvidar que al fin y al cabo su visión del mundo y la sociedad (sobretodo antes de la I Guerra Mundial) es una visión subjetiva, y me refiero en concreto al hecho de que ¿realmente fue el periodo 1870 – 1914 la época dorada de la seguridad y la confianza? No cabe duda de que en Europa tuvo lugar un gran progreso material, de que la ciencia avanzó en años más que siglos o de que la juventud se liberó de muchos corsés, pero no encaja que en un mundo libre y abierto aparezcan como de la nada todo tipo de tiranías de izquierda y derecha, como si fuese una catástrofe natura. Pues ¿sobre quien se construyó ese progreso? Es evidente que el mundo de Zweig no es el de las fábricas o el de las colonias. En esos años de “seguridad” se forjaron los grandes movimientos de masas que denunciaban la miseria y la explotación del hombre por el hombre, Europa vivió migraciones masivas motivadas por la pobreza, y en general la desconfianza hacia los regímenes parlamentarios y el sistema capitalista creció a pesar de unos progresos de los que no se beneficiaban todos.
(...) Personalmente cuando la obra de un lector desconocido para mí, me fascina, como ha sido el caso, me siento atraído por conocer más del personaje. (...) Y es que las circunstancias que envuelven a la redacción de esta obra son escalofriantes. El escritor se halla en Brasil en 1940, prácticamente expulsado de la Europa que tanto ama; escribe de memoria pues, según nos confiesa en el prefacio, no tiene a su alcance ni libros, ni periódicos, ni documento alguno. Fue sólo la memoria como señala en el prefacio la que elige los recuerdos que quiere que figuren en su autobiografía ya que lo demás, según él, no merece la pena ser destacado o reflejado. "
En definitiva amigos, una autor para descubrir de gran calidad literaria y con una obra El mundo de ayer. Memorias de un europeo que como menos os hara reflexionar sobre un siglo, el pasado, donde se cambió el orden de todo lo establecido y donde se sentaron las bases del actual mundo contemporaneo.
lunes, mayo 01, 2006
EL MUNDO DE AYER. MEMORIAS DE UN EUROPEO
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