Uno de los peores vicios que un representante público puede adquirir en política es relativizar las ideas. Con ello, se persigue reducir el debate y disminuir la importancia de asuntos que son vitales para nuestra ciudad.
En ocasiones hemos oído de boca del propio J.M Orengo que es a él a quien votan los electores y no a su partido, que sino fuera por su persona el PSOE no ganaría en Gandia. Argumento falaz, puesto que si así fuera, debería tener el valor de presentarse de forma independiente, con su propio partido (Plataforma de Orengo) y así podríamos calibrar si de verdad le votan a él o a las siglas.
No obstante, la cobardía y lo que es peor, la prostitución de las ideas y de la ideología, conforman el espectro moral y ético de un político que se ha servido de su aparente bonhomía para justificar una nefasta gestión pública.
Todo el mundo tenemos ideas, valores e ideología; el querer enmascararlas es fruto de la malicia de aquel que pretende manipular al elector engañándole con el fin de obtener su respaldo electoral. Claro como el agua, Orengo ha sido, es y será del PSOE, siglas que son sinónimo de paro y de crisis, nada más y nada menos.
Nosotros no nos avergonzamos de lo que somos, no escondemos nuestras siglas, no abochornamos a nuestros simpatizantes y no deshonramos nuestras ideas. Sólo aquel capaz de avergonzarse de lo que es y de sus ideas en busca de beneficio propio es capaz de justificar perversos argumentos en la búsqueda de oscuros intereses.
La apropiación de lo común intentando dividir a la sociedad en malos y buenos, rojos y azules, no sólo resulta peligroso sino que es una táctica rechazada por la ciudadanía en general. Gandia no es de nadie, es de todos y el que intente usarla como arma electoral recibirá el castigo del elector cansado ya de discursos huecos y grandilocuentes.
Las gentes que integramos el PP somos vecinos nacidos y criados en nuestra ciudad, que trabajamos y vivimos aquí, que amamos a nuestra ciudad igual o más que cualquier cacatúa que se dedica a repetir lo que su jefe de filas le ha ordenado. Por eso, la apropiación indebida de algo que es de todos resulta burlesca sino fuera por la responsabilidad de los actores en cuestión.
Orengo, político de una relatividad moral e ideológica preocupante, ocupa últimamente más su tiempo en buscar una salida a su más que previsible derrota electoral que en gestionar los asuntos de ciudad.
Ha abandonado a su partido, ha escondido las siglas, ha obviado a sus militantes. ¿Saben que será lo siguiente no?, dejar de lado Gandia y sus vecinos. Es el problema de aquél que ni tiene ideología, ni la conoce.
Artículo publicado en el periódico Las Provincias el 26.11.2010
En ocasiones hemos oído de boca del propio J.M Orengo que es a él a quien votan los electores y no a su partido, que sino fuera por su persona el PSOE no ganaría en Gandia. Argumento falaz, puesto que si así fuera, debería tener el valor de presentarse de forma independiente, con su propio partido (Plataforma de Orengo) y así podríamos calibrar si de verdad le votan a él o a las siglas.
No obstante, la cobardía y lo que es peor, la prostitución de las ideas y de la ideología, conforman el espectro moral y ético de un político que se ha servido de su aparente bonhomía para justificar una nefasta gestión pública.
Todo el mundo tenemos ideas, valores e ideología; el querer enmascararlas es fruto de la malicia de aquel que pretende manipular al elector engañándole con el fin de obtener su respaldo electoral. Claro como el agua, Orengo ha sido, es y será del PSOE, siglas que son sinónimo de paro y de crisis, nada más y nada menos.
Nosotros no nos avergonzamos de lo que somos, no escondemos nuestras siglas, no abochornamos a nuestros simpatizantes y no deshonramos nuestras ideas. Sólo aquel capaz de avergonzarse de lo que es y de sus ideas en busca de beneficio propio es capaz de justificar perversos argumentos en la búsqueda de oscuros intereses.
La apropiación de lo común intentando dividir a la sociedad en malos y buenos, rojos y azules, no sólo resulta peligroso sino que es una táctica rechazada por la ciudadanía en general. Gandia no es de nadie, es de todos y el que intente usarla como arma electoral recibirá el castigo del elector cansado ya de discursos huecos y grandilocuentes.
Las gentes que integramos el PP somos vecinos nacidos y criados en nuestra ciudad, que trabajamos y vivimos aquí, que amamos a nuestra ciudad igual o más que cualquier cacatúa que se dedica a repetir lo que su jefe de filas le ha ordenado. Por eso, la apropiación indebida de algo que es de todos resulta burlesca sino fuera por la responsabilidad de los actores en cuestión.
Orengo, político de una relatividad moral e ideológica preocupante, ocupa últimamente más su tiempo en buscar una salida a su más que previsible derrota electoral que en gestionar los asuntos de ciudad.
Ha abandonado a su partido, ha escondido las siglas, ha obviado a sus militantes. ¿Saben que será lo siguiente no?, dejar de lado Gandia y sus vecinos. Es el problema de aquél que ni tiene ideología, ni la conoce.
Artículo publicado en el periódico Las Provincias el 26.11.2010
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